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viernes, 4 de febrero de 2011

Crónica de una presecución anunciada


2010, un año clave en la represión antianarquista


Lo que sigue no es un balance crítico del complejo año que se marchó. Nuestra intención es modesta, más bien deseamos reseñar y ordenar algunos hechos e hitos referentes a la represión al movimiento antiautoritario. No buscamos la victimización, ni la glorificación. Expondremos los datos para que cada acto, cada gesto de rebeldía y cada respuesta estatal, trasciendan su peculiaridad y sirvan, si es el caso, para mejor enfrentar a la Autoridad. Quedará pendiente el debate sobre las proyecciones y alcances, sobre la utilidad o perjuicio, de lo que aquí se reseñará. Al igual que el 2009, el año recién pasado será clave para la discusión sobre el insurreccionalismo criollo y sobre el modus operandi utilizado por el Estado para combatirle a él y a todos aquellos que se plantean en guerra contra el Orden imperante. Veamos.
La represión estatal no esperó un día para actuar y durante el “año nuevo” (2009-2010) sorprendió y persiguió al compañero vasco Asel Luzarraga que residía en Padre Las Casas (Araucanía) desde hace algunos meses atrás. La policía, como acostumbra, preparó un montaje casi perfecto, casi. A Luzarraga se le acusó de varios atentados explosivos en aquella Región y se dijo encontrar un extintor en su casa, obviamente, según la policía, para ser usado en alguna fechoría subversiva. Asel estuvo preso dos meses y luego padeció detención domiciliaria hasta que finalmente, en agosto, fue liberado por falta de pruebas.
En Santiago el 16 de Marzo, cuando ya gobernaba Piñera, luego de siete meses de prisión por el ataque a un cuartel de la PDI, Pablo Carvajal y Matías Castro salieron en libertad. Un mes después, el 12 de abril, Cristian Cancino (“Margarito”) corrió similar suerte tras haber sido detenido en Mayo de 2009, tras la muerte del Mauri. El 26 del mismo mes fue detenida Estela Cortez tras ser acusada de atacar la sede de la UDI en Antofagasta, permaneciendo en prisión hasta el 15 de Mayo. Un hecho para apuntar: en los tres casos anteriores los compañeros debieron asumir culpas para evitar permanecer más tiempo recluidos.
En esta reseña también corresponde destacar la situación de aquellos luchadores que alguna vez pertenecieron al marxista Movimiento Juvenil Lautaro, algunos de ellos hoy cercanos a grupos antiautoritarios. Hombres y mujeres criminalizados una y otra vez por las autoridades, la prensa y por algunos que se hacen llamar libertarios. El 3 de mayo y luego de ser capturado el 29 de marzo de 2009, salió libre Marcelo Dotte. A su vez, desde el 9 de ese mismo mes, la compañera Flora Pavez puede acceder al “beneficio” de las salidas dominicales. El 9 de julio atraparon a Juan Aliste Vega. Hay que recordar que desde fines de 2009 también están encarcelados Marcelo Villarroel y Freddy Fuentevilla. Más allá de la veracidad o no de las acciones que se les imputan, cabe destacar la constante campaña de difamación y la forma en que se ha prejuzgado a los exlautaristas aún antes de tener las pruebas a mano.
A mediados de Junio hubo cambio en el equipo represor y asumió la cabecera de la investigación sobre “el caso bombas” el Fiscal Alejandro Peña. Arreciaban las críticas a los anteriores funcionarios encargados de la pesquisa tras no obtener resultados a pesar de las más de 100 explosiones. Paralelo a ello, el diario La Tercera asumió implícitamente su rol como vocero de la Fiscalía Sur, preparando mediante periódicos reportajes y notas mentirosas, el escenario propicio para la posterior arremetida estatal.
Mientras se preparaba el gran golpe, ocurrió un hecho que no merece olvidarse o ser recordado simplemente como un dato curioso, risorio. El 6 de julio se “detuvo” a un tal Roberto Gajardo, apodado “el nazi”, joven emprendedor dedicado al rubro de la dinamita. Cobraba, dice la prensa, entre 80 y 100 mil pesos por cada bomba. Los anarquistas, por supuesto, eran sus clientes frecuentes. Basta el seudónimo y lo burdo del negocio, así como el hecho de no ser “conocido” por nadie, para concluir la falsedad del hecho. Pues de ser una persona y un caso real, nadie entiende por qué no fue juzgado junto a los 14 compañeros capturados en agosto. El Fiscal Peña tiene, ya lo sabemos, bastante imaginación.
Sin duda el episodio más grave del 2010 en cuanto a la represión antianarquista fue la detención simultánea de 14 compañeros y compañeras, acaecida el 14 de Agosto. Suceso que reúne en sí mismo todas las variantes de artimañas utilizadas por las autoridades para perseguir a quienes se enfrentan a ellas. Pruebas falsas, manipulación de “evidencias”, hipótesis de investigación absurdas, cerco mediático, criminalización automática, etcétera. En el colmo del absurdo, el Estado señaló que los 14 compañeros y compañeras pertenecen a una organización terrorista con líderes, ayudantes, financiamiento extranjero y una estructura creada para infundir terror en la población. Figura legal ésta última que hace posible la aplicación de la Ley Antiterrorista. Varios de los detenidos lo están por su pasado lautarista. Otros, por la fantasía mental de Gustavo Fuentes (“El Grillo”), tipo que intentó asesinar a Candelaria Cortez-Monroy, precisamente una de las compañeras perseguidas desde Agosto. Es la llamada Operación “Salamandra” y el Ministro Hinzpeter quiere todo el peso de la Ley sobre los antiautoritarios.
Pero la arremetida estatal no se contenta solo con la cárcel para los compañeros y compañeras, pues también incide directa e indirectamente en otras situaciones. Ya sea por el acoso, por la acción explícita de las autoridades, por la propia convicción, por la necesidad de evadir al Poder o por otras razones, varios centros sociales han dejado de existir. Espacios perdidos al igual que aquellos que se vinieron abajo con el Terremoto del 27 de Febrero.
Hoy, enero de 2011, hay menos okupaciones que a igual fecha del año anterior. Hay más de 10 compañeros tras las rejas y un proceso pendiente que incluye a varios más. Y eso sin contar con las investigaciones secretas que en este momento se desarrollan. Se meten en los correos electrónicos, escuchan llamadas, chequean amistades, etcétera. Por otro lado, hay dos compañeros prófugos de la Justicia chilena, Gabriela Curilem y Diego Ríos. Donde quiera que estén, que sus pies sean ligeros. Hay amigos y familiares movilizándose por la libertad de los compas. Hay urgencia de actuar y de estar pendientes. Hay necesidad de estar preparados, de tomar precauciones sin caer en la paranoia y el inmovilismo, es hora de ser más astutos que el dueño de la baraja.
Podemos compartir o no los planteamientos de varios de los compañeros perseguidos. Podemos estar de acuerdo o en contra. Pero la solidaridad no es solo palabra escrita y tal vez no debiera estar en discusión en este caso. Y no para que el apoyo mutuo sea manoseado como un simple cliché, como un deber folclórico. Aquí hay vidas y libertades en juego. Es, tremenda y simplemente, una de las tantas horas de prueba para la coherencia de cada uno.

Autor: Grupo anarquista El Surco
Publicado en: El Surco, Nº 23, enero 2011, Santiago, Chile

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