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viernes, 1 de octubre de 2010

Editorial de EL SURCO: ¡Libertad a los compañeros detenidos!

Los sentimientos con los que nos dirigimos a ustedes el día de hoy son de rabia y de acusación.
En los últimos años se han venido diversificando las formas de protesta ante el descontento, acumulado durante cerca de cuarenta años repartidos entre una dictadura brutal y un régimen democrático burgués que vistos en perspectiva histórica se han esforzado -como todo gobierno- a reprimir los cuerpos y las ideas de quienes piensan e intentan vivir en sociedades que consideran antagónicos a los principios de la ganancia y la competencia bajo un Estado tutelar de la desigualdad.
En múltiples puntos se hacen profusas las formas de descontento. En el sur, los mapuche recuerdan que el conflicto no desapareció, que crece con fuerza. En las escuelas, los jóvenes se resisten a seguir recibiendo una educación que los preparará para obedecer y producir. Los anarquistas y antiautoritarios, por nuestra parte, seguimos intentando construir una sociedad nueva a pesar de todo.
Como sabrán, desde hace un par de años, la sociedad chilena ha sido artificialmente infundida de un miedo insano hacia el mundo antiautoritario en general gracias al amplificado “caso bombas”.Tal como ocurrió hace ya un siglo (entre 1911-1913), aparecieron expertos de menor cuantía y periodistas con incontinencia que han esgrimido las teorías más desaforadas para explicar a estos sujetos de “ideas disolventes” tras los atentados. ¿Recuerdan el rumor esparcido en los medios de una supuesta “cumbre anarquista mundial” en Chile el 2009? ¿Estaban frente al televisor cuando se señaló que las bombas eran proveídas a los anarquistas por un sujeto vinculado a grupos neonazis? ¿Por qué, de repente, todos esos inventos quedaron en el olvido?
Podríamos seguir con el derroche creativo que hemos visto desfilar durante el último período...
Todo demostró que las ideas anárquicas jamás fueron, son o serán comprendidas por el sistema actual, pues siendo diametralmente opuestas producen la hidrofobia inmediata de quienes parasitan y defienden la propiedad y la opresión.
El clima de hostilidad que se ha generado como corolario ha preparado conciencias y adormecido cualquier intento de contestación por parte de la sociedad. Este era un paso necesario para que la derecha, haciendo uso de las herramientas represivas que la Concertación no supo utilizar eficientemente por su blandura socialistoide neoliberalizante, llevara la razzia un paso más allá. En este contexto el tristemente célebre fiscal Alejandro Peña, un sujeto oscuro que carece de altura moral (ha sido acusado –entre otras cosas- de prácticas antisindicales), ha entrado en acción inventando lo que no existe y omitiendo lo que le contradice. Así, el día 14 de agosto cayeron presos 14 compañe@s por integrar una supuesta asociación ilícita terrorista responsable de cierta parte de las más de cien bombas que al parecer han amenazado “la paz y la democracia” de la sociedad chilena; bastaba trastocar las figuras legales para que de un día a otro aparecieran líderes, roles claramente establecidos y supuestos financiamientos para los explosivos.
Pareciera ser que se recrea un nuevo pacto por parte del Estado empresarial y la sociedad, aparentemente bastante conforme con toda la farsa. Naturalmente, nosotros los proscritos no fuimos considerados en el banquete de consumo, de docilidad y de patrioterismo del próximo bicentenario; hemos de desaparecer -dicen ellos- antes de que todos se sienten en la mesa prestos al exceso obsceno de este sistema. Pero no será así.
Hacemos un gesto de solidaridad con todos los que hoy se hallan en conflicto contra el Estado y el Capital. Fuerza, les decimos, pues el camino es largo y está lleno de sinuosas inflexiones. Libertad a los presos de este oprobioso teatro mediático-judicial. Que cada uno (junto a los suyos) halle su propio método de resistencia y creación con miras a una nueva sociedad.

Periódico Anarquista “El Surco”
Santiago, 26 de agosto del 2010.

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