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sábado, 20 de abril de 2013

Voces Libertarias: La historia relegada de anarquismo en Puerto Rico

[Tomado de
http://dialogodigital.com/index.php/Voces-Libertarias-La-historia-relegada-de-anarquismo-en-Puerto-Rico.html]

“¿Y tú crees que existieron anarquistas en Puerto Rico?”. La contestación
a esa pregunta, lazada por un profesor burlón a un estudiante de maestría
en historia, no fue un simple sí o ¡pues claro!, sino una tesis de más de
200 páginas que luego se convirtió en el libro Voces Libertarias: Los
orígenes del anarquismo en Puerto Rico. El autor de esta investigación
recién publicada, Jorell A. Meléndez Badillo, quien se describe como
“investigador independiente, maestro de profesión, anarquista por
convicción y punk rocker por diversión”, contesta a la pregunta del
profesor incrédulo o cínico a través del estudio de las “ideas
progresivas” del proletariado en Puerto Rico.

Partiendo de “la necesidad de imaginarnos otro tipo de historia”, Meléndez
asume una perspectiva historiográfica crítica desde una postura
interdisciplinaria para identificar el rol que jugó el anarquismo en las
entrañas del movimiento obrero, desde los primeros fermentos organizativos
de finales del siglo XIX hasta la aparición de los primeros sindicatos a
principios del siglo XX. Para esta tarea Meléndez recurre a la prensa
obrera de la época, donde encuentra declaraciones contundentes sobre el
anarquismo como: “Soy (os no aterroricéis) [sic] un anarquista. Siento en
mi corazón germinar ó latir, con permiso de los lacayos léxicos, los
principios redentores de Bakunine [sic] y Malato, Reclus y Graves....”. En
esa cita del periódico local El Combate del 10 octubre de 1910, no sólo
alguien se declara anarquista sino que nombra a importantes libertarios
europeos, como el ruso Mijail Bakunin, el italiano Charles Malato, el
francés Jacques Élisée Reclus y al también francés Jean Grave.

En Voces Libertarias se revisan además los pocos textos académicos que de
alguna manera se acercan al tema del anarquismo en Puerto Rico, como
Modernidad y Resistencia de Carmen Centeno Añeses, los trabajos sobre
Luisa Capetillo realizados por la periodista Norma Valle y El Derribo de
las Murallas de San Juan, de Rubén Dávila Santiago, entre otros. Partiendo
de esos textos, de cortes de periódicos, informes policíacos, boletines,
cartas y obras literarias, Meléndez hilvana los trazos que dan cuenta de
la existencia de discursos y prácticas sociales acordes con el ideario
anarquista o libertario en Puerto Rico, tal vez la menos conocida y por
tanto demonizada, tergiversada y temida corriente de pensamiento radical.

En esta investigación también se abordan las razones de la tergiversación
de la palabra anarquía, que en el mundo material se ha traducido en una
invisibilización del verdadero conocimiento y los discursos producidos por
esta línea de pensamiento, tanto al interior de grupos políticos, en la
academia y en manifestaciones de la cultura popular. Por eso Meléndez se
encarga de identificar las formas y lugares concretos donde la palabra
anarquía se ha utilizado como significante peyorativo, distorsión que
llega hasta nuestros días, como se ve en titulares de periódicos como
Vocero y El Nuevo Día del 2010 citados en Voces Libertarias:

“El Vocero escribía, en relación al proceso huelgario por el que atravesó
la Universidad de Puerto Rico, que ‘La situación por la cual atraviesa la
universidad...ya ha pasado de crisis a [la] anarquía e ingobernabilidad’.
De igual manera el Nuevo Día utilizó de titular ‘Anarquía en escuela de
Barranquitas’ para un artículo sobre algunos disturbios en un centro de
estudios de la citada municipalidad”.

Pero contrario al significado que comúnmente se le da a la palabra
anarquía, siempre asociada a desorden y ausencia de organización, lo
cierto es que el anarquismo, como explica el filósofo argentino Ángel
Cappelletti, sólo se opone a cualquier organización artificiosa, impuesta
y sobre todo, vertical. ¿Y qué organización que cumpla más con esas
características que el Estado? Por lo tanto, el anarquismo, con todas las
vertientes que existen en su interior (colectivismo, cooperativismo,
comunismo…) se puede explicar de forma extremadamente resumida y simple
como la idea de que el gobierno o el poder político recaiga en la
sociedad, organizada de forma orgánica según los principios de solidaridad
y autogestión y que no haya un coágulo de poder concentrado, como lo son
hoy en día el Estado y sus instituciones de poder. De ahí lo que divide a
anarquistas y marxistas (socialistas y comunista), pues estos últimos
creen que el Estado, antes de desaparecer, debe fungir como agente
regulador y distribuidor de las riquezas, mientras que los y las
anarquistas proponen que el primer paso de la revolución social, una vez
organizada, debe ser la abolición total de la estructura estatal.

Por lo tanto, en una historia sobre el anarquismo era ineludible tocar el
tema de estas diferencias que han marcado de forma profunda el desarrollo
del ideal anarquista a nivel internacional. Esto también sirve para
comprender el relego que ha sufrido el anarquismo en la arena política. 
Para cumplir con esa tarea, Meléndez se remonta a las viejas disputas
ideológicas entre marxistas y anarquistas suscitadas en la Asociación
Internacional de Trabajadores fundada en Europa en el siglo XIX. En el
caso de Puerto Rico, explica cómo las contradicciones de las primeras
organizaciones obreras, como la Federación Libre de Trabajadores y su
posterior relación con la American Federation of Labor de los Estados
Unidos, van aislando las “incipientes tendencias anarquistas”, cuya
influencia más directa era, según el autor, el anarco-sindicalismo
español.

Sobre el estudio del anarquismo en la academia, Meléndez explica que “el
discurso marxista logró hegemonizar el pensamiento de izquierda dentro de
las aulas académicas luego de la década de 1960, lo cual podría explicar
superficialmente el desinterés por el anarquismo”. Meléndez también
recurre a palabras de David Graeber y menciona que el marxismo “es,
después de todo, probablemente el único movimiento social que ha sido
inventado por un hombre que sometió una disertación doctoral; y siempre ha
tenido algo en su espíritu que logra cuadrar con la academia”. Meléndez
añade que “esta hegemonización del marxismo en la academia dejó a un lado
el rol del anarquismo dentro de la historia local…”. A esto se añade la
represión estatal y el rechazo social que por lo general entorpecen el
desarrollo de ideas radicales y revolucionarias en cualquier parte del
mundo.

En el epílogo de esta investigación, Meléndez menciona que luego de la
segunda mitad del siglo XX no existe documentación historiográfica sobre
actividad anarquista en Puerto Rico. No obstante, declara que es
“demasiado ingenuo, y nos parece un tanto determinista, pensar que
simplemente desapareció por completo”. Por lo tanto, el reto y la
asignación que queda por realizar es la continuación de esta historia que,
tan recién como en el año 2010, a la sombra de la ola neoliberal que aun
nos arropa, vio un resurgir encarnado en el grupo anarquista Acción
Libertaria, fundado tras la culminación del huelga de 60 días en la
Universidad de Puerto Rico.

Sobre el estatus actual del anarquismo como práctica social y como área de
estudio académico, Meléndez explica que “luego de la caída del bloque
socialista, junto a una gama de eventos como el levantamiento zapatista en
1994 y los sucesos ocurridos en Seattle en 1999, se fue revisando el
enfoque de lo que representaba el anarquismo en los circuitos académicos
occidentales. Ahora resurge como un tema serio de estudio desde diferentes
posturas interdisciplinarias”.

Siguiendo la ética del D.I.Y (Do ti Your Self), la publicación de Voces
Libertarias no cuenta con una casa editorial sino que se autogestionó y
financió con donativos solicitados por medio del portal Indigogo.com y se
puede obtener en las diferentes librerías del área metropolitanao a través
de los portales de AK Pressy Plan it X. Esta forma de accionar, muy acorde
con los principios anarquistas, no es extraña para Jorell Meléndez quien
lleva una década activo como vocalista de la banda Anti-Sociales en la
escena del punk local, donde la autogestión es la única forma de producir
y sobrevivir. Músico, investigador y maestro, el autor de esta
investigación además es miembro del Colectivo Autónomo CCC, un centro
social e infoshop ubicado en la avenida Ponce de León en Santurce.

Así que el profesor de historia ya tiene aquí su contestación: existieron
y existen anarquistas en Puerto Rico, como se comprueba en Voces
Libertarias. Pues más allá de la posibilidad o no de su meta final, la
abolición del Estado, el anarquismo se practica en las “zonas
temporalmente autónomas”, como llama Hakim Bey a esos espacios que de
alguna manera escapan de las garras del orden establecido o que proponen
prácticas contrarias a las lógicas de cambio capitalista y la burocracia
estatal. O como lo expone Pierre Joseph Proudhon, uno de los padres del
anarquismo citado por Meléndez Badillo en su libro:

“Debajo del aparato de gobierno, bajo la sombra de sus instituciones
políticas, la sociedad fue cautelosa y silenciosamente produciendo su
propia organización, creando para sí misma un nuevo orden el cual expresó
su vitalidad y autonomía”.

La presentación del libro Voces Libertarias: Los orígenes del anarquismo
en Puerto Rico será el próximo 21 de marzo en la librería Libros AC de
Santurce.

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