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sábado, 26 de diciembre de 2009

Territorio mapuche en pie de guerra

Y el festín represivo y desinformativo de los esbirros del poder (La historia de nunca acabar).
Hemos sido testigos, una vez más, del brutal accionar represivo de los dispositivos policíaco-militares del opresor y colonialista Estado chileno en la región de la Araucanía, así como de la manipulación de la información descarada por parte de los medios de comunicación burgueses, los cuales no sólo han “criminalizado” insistentemente la lucha de los comuneros mapuche de la localidad autónoma de Temucuicui, llamándolos “terroristas”, sino que también han apoyado el resguardo de la propiedad privada (empresarial-forestal) a través de la militarización estatal, al mismo tiempo que han legitimado los constantes y brutales allanamientos policiales e ilegales, que han dejado como saldo niños, mujeres, ancianos mapuche golpeados, torturados, heridos y baleados. Sólo a modo de ejemplo citaremos dos de los casos -de una larga lista- denunciados por la Alianza Territorial Mapuche ilustrativos en este sentido. El del menor Felipe Marillán Morales, de 10 años, internado en el centro asistencial de Victoria, quien fue herido cuando se encontraba buscando sus animales en las cercanías del fundo del oligarca y fascista René Urban, protegido por sicarios pagados. Y el de Pablo Catrillanca Quiepul, hijo del ñizol longko Juan Catrillanca Antín, quien fue baleado por la policía en la espalda y en el ojo izquierdo (el que está a punto de perder) (1) . No menos brutal fue la aprehensión, en la comunidad Rofue del territorio de Maquehue, del menor mapuche de 14 años identificado con las iniciales F.P.M., cuando se encontraba recolectando hierbas para el machi Fidel Tranamil. Luego de ser herido por perdigonazos desde un helicóptero policial, y de que el menor intentara huir, los perros policiales lo detuvieron y los trasladaron a Vilcún. En el helicóptero, tras torturarlo para que identificara a weichafes mapuche, amenazaron con lanzarlo desde los aires, si no reconocía que participaba en la toma de un fundo (2).
Y es que tras el asesinato del comunero, Jaime Mendoza Collío -en el violento desalojo del fundo San Sebastián de Angol- se ha producido una intensificación del conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche, del cual la prensa burguesa ha hecho un gran festín desinformativo, omitiendo los 500 años de explotación y colonización forzada a los que han sido sometidos por el imperio español (XVI-XVIII), en un primer momento, y por el Estado-nación chileno, desde su conformación (en el siglo XIX) hasta el día de hoy, tergiversando al unísono la lucha actual, creando confusión y desconcierto en la ya desinformada y prejuiciosa “ciudadanía chilena”.
Por su parte, los autoritarios burócratas del Estado burgués, alineándose con las fuerzas represivas y apoyados por los esbirros de las comunicaciones, han negado -y era de esperar- cínica y sistemáticamente los abusos vejatorios a los que han sido sometidos los mapuche tras los sucesivos allanamientos y operativos policíaco-represivos (así como los perpetrados por la pandilla paramilitar proto-fascista Trizano), mientras los hechos -que no tienen obviamente cabida en los medios burgueses, salvo cuando son innegables- demuestran precisamente lo contrario. Las imágenes de la brutal aprehensión y golpiza de Carlos Curinao, hijo del longko Juan Carlos Curinao de la comunidad Guañaco Millao, en el frontis del Juzgado de Garantía de la ciudad de Victoria (véase el video en: http://www.youtube.com/watch?v=MmdWyO29irc), quien junto a su padre y un grupo de comuneros mapuche exigía información acerca de sus compañeros detenidos por su supuesta participación en un ataque incendiario a un camión (¿montaje?) confirman el accionar racista y desmedido de las fuerzas policiales en la zona, quienes operan en complicidad con las autoridades locales y capitalinas (y de grupos paramilitares), protegiendo y resguardando el orden burgués capitalista.
Desde que las comunidades mapuche autonomistas decidieron movilizarse -a fines de junio- en pos de la recuperación de sus ancestrales territorios, la violenta arremetida policial-militar y comunicacional burguesa no ha cesado hasta el día de hoy. Ante los hechos, la estrategia del concertacionista gobierno de turno (más preocupado de perder sus prebendas electorales frente a un inminente triunfo de la derecha) es simple y evidente: tensionar las relaciones entre las partes, incitando mediante la provocación criminal a las comunidades mapuche de Temucuicui a defenderse legítimamente frente a las agresiones de los aparatos represores del Estado chileno. De esta cobarde forma apuesta por la criminalización “legal” de la lucha mapuche desviando, a través de la manipulación, y centrando el foco de atención de la “opinión pública” en los descontextualizados “actos violentistas”, evitando de este modo, responder ante los foros nacionales e internacionales en donde dirigentes mapuche desesperada -y también ingenuamente- han realizado acusaciones formales, denunciando los excesos policiales. Para tal efecto, y así lo hemos podido comprobar, ha contado con el apoyo irrestricto de la prensa burguesa, la cual no ha escatimado en recursos (ya que es muy bien pagada) a la hora de hacer circular imágenes de “terroristas mapuches” (cada vez de menor edad arguyen maliciosamente) encapuchados agrediendo a los perros guardianes del capital con sus justicieras boleadoras. Pero eso no es todo, ya que el gobierno ha anunciando en los últimos días la implementación de cámaras de vigilancia en las carreteras de la Araucanía para resguardar sin ningún disimulo -en realidad nunca lo ha disimulado- las propiedades de los avaros y racistas terratenientes de la zona.
Como podemos ver, la desinformación malintencionada y el amedrentamiento han sido los dos principales métodos criminales utilizados por el Estado chileno para hacer frente a las movilizaciones indígenas, apostando (cual torturador) por la política de la “zanahoria y el garrote”. Mientras por una parte ha anunciado a los cuatro vientos la entrega de tierras a los mapuches (“buenos” y sumisos) mediante la parasitaria Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), por otra, asedia y violenta constantemente a las comunidades más combativas que niegan al Estado chileno -especialmente a la de Temucuicui- sembrando el terror y el desconcierto no sólo al interior de las comunidades, sino también en la población “chilena” que deslegitima la lucha a través de frases racistas (fruto de la educación formal) como la siguiente: “¿para qué les dan tierras a los ‘indios’, si no las trabajan porque son flojos y borrachos?”.
Pero la desinformación pública no sólo ha sido sembrada a través de políticas paternalistas implementadas por el opresor aparato estatal, que por lo demás no apuntan a la situación de fondo -la autonomía territorial- sino también a través de atentados incendiarios perpetrados por agentes policiales, que han tenido como finalidad culpar a los mapuche insumisos y legitimar de paso (a nivel de la opinión pública) los ilegales allanamientos en las comunidades. No hay que olvidar, ya que la memoria es frágil, que hace poco tiempo gracias a unas cámaras de vigilancia (de esas que protegen la propiedad privada y el orden social) se puso en evidencia un MONTAJE POLICIAL que pretendía culpar a comuneros mapuche de robo de madera, propiedad de la siniestra Forestal Arauco, también en un contexto de agudización del conflicto indígena contra el Estado chileno. Al igual que en la dictadura genocida de Perrochet, organizada y planificadamente la policía (esa que financia usted señora y señor con el pago de sus impuestos) comete inmorales ilícitos para culpar a los mapuche en pie de guerra y acusarlos de “delitos comunes”, deslegitimando sus acciones insurgentes.
Es de esperar que las manifestaciones de solidaridad -de esas que omite la prensa burguesa- con la lucha mapuche no cesen. Que se multipliquen en todos los espacios las marchas, mítines, foros de discusión, tokatas, y por sobre todo, la contra información que es imprescindible para desmontar las malintencionadas tretas del poder que sólo benefician a los terratenientes ladrones y asesinos. A final de cuentas la lucha mapuche, al igual que la de los libertarios, es una lucha contra el capital y el Estado. Para el poder, sólo ha cambiado el chivo expiatorio, y en muy poco tiempo, ayer eran anarquistas, hoy son los mapuches. Solidaridad Activa!

NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA
¡LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS
MAPUCHE!

Referencias:

(1). http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=4850
(2). http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=4773

Autor: (A)pache
Publicado en: EL SURCO, Nº 9, noviembre de 2009, Santiago, Chile.

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